Mentiras, verdades y dinero

Y es que nadie contaba con más astucia para los realities… al menos no en nuestro país en donde ni las ideas lucrativas para la televisión se generan, porque todas son de importación.

Qué mas nos queda por entregar? Regalar? Vender o comprar?
Pues resulta que ahora los voyeristas por excelencia tienen un suculento espacio para reirse, enternecer y hasta llorar con las deprimentes declaraciones a cambio de ‘30 de los grandes’ (expresión gringa para manternernos en la misma línea) de aquellos participantes que a cambio de unos dolaritos son atados a un cable que descifra la verdad más sucia y la mentira más limpia…

Soy intolerante y sí lo admito, estoy harta de los shows en donde la gente expone descarnadamente sus problemas familiares y vende su intimidad por una suma, que comparada con sus historias expuestas, resulta irrisoria. Porque después de todo, ¿qué les hace pensar que toda esa parafernalia nos interesa?

No creo que se trate de dar al público lo que la otra audiencia reclama, pero en caso de que así fuera y que esta prostitución de almas al menos logre construir casas, sueños o comprar carros que en otras situaciones y con este gobierno sería impensable, quiero creer al menos en el poder de la lógica, en donde debe existir un espacio más digno, en donde se respete al televidente sin que nos digan: “si no le gusta le apaga o le cambia nomás…”

Si bien el ser humano es un observador mojigato por excelencia, al menos no se debe propiciar que treinta mil dólares superen las expectativas de una vida en la que un conductor de televisión sea el juez moralista que regatea el dinero con la humillación pública, dejando a un lado los buenos preceptos de ética y respeto de quienes tienen que informarse a sus costillas en otros espacios.

Gracioso resulta como el mismo participante es calificado de mentiroso después de hacer explotar el secreto de su vida y los demás incrédulos frente a la primera verdad expresada en el lacrimógeno show le comentan que ha perdido el premio, mientras que mucho antes ya habia perdido su dignidad.

* Artículo publicado en la Revista SI de Diario HOY de Ecuador.
El 10 de mayo de 2008. Por: María José Troya.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy interesante mi bella periodista!

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