Muere el artista del silencio

El mimo francés Marcel Marceau fallece a los 84 años y deja inmortalizado su personaje 'Bip'


El mimo más representativo del siglo XX, Marcel Marceau, murió ayer a los 84 años de edad en su casa de París, según anunciaron sus familiares más cercanos. El arte sin palabras de Marceau ha traspasado durante muchas décadas las fronteras y ha logrado ser un símbolo que ha logrado personificar el drama y la comicidad en cada uno de sus actos. Su cara pintada de blanco, pantalones grandes, camisa de rayas blancas con negro y un sombrero con una flor roja se han perennizado para convertirse en un icono de la gestualidad pura y la interpretación creativa.

El mimo de origen francés nació en Estrasburgo el 22 de marzo de 1923 bajo el nombre de Marcel Mangel, apellido que pronto lo cambiaría a Marceau para evitar la persecución nazi a la que su familia se vio expuesta. Su padre, un modesto carnicero, no logró huir y fue deportado a un campo de concentración nazi en Auschwitz en donde fue asesinado.

De ahí en adelante su vida se centraría en sus estudios como en el perfeccionamiento de su técnica sobre las tablas. Marceau se inscribió en la academia Charles Dullin en el teatro de Sarah Bernhardt de París en donde estudió arte dramático. Su amistad con el profesor etienne Decroux, pionero de lo que ahora se conoce como el mimo moderno, esto le serviría para confirmar su talento al unirse a su compañía teatral y además para mejorar su técnica histriónica, primero destacando con su papel de Arlequín en la obra 'Bautista' para que años más tarde, en 1947, naciera Bip, su personaje mudo y el más famoso por el cual ha sido reconocido mundialmente.

Marceau encarnó a Bip, y junto a él logró plantarse en la historia con sus múltiples puestas en escena cargadas de una sensibilidad notable, llena de risa así como de tragedia y dramatismo. El estilo característico y la representación de este silencioso personaje han sido calificados por los críticos como geniales en el mundo de la pantomima.

Su pieza 'Joven, maduro, anciano y muerte' ha sido un clásico y de un éxito irrepetible. Sus pasos, como el de 'la caja' o 'caminado en contra del viento', han llegado a ser imitados como parte coreográfica para artistas como el bailarín ruso Rudolf Nureyev o el cantante Michael Jackson, quien bautizó a este famoso andar como el 'moonwalker' (caminate de la luna).

Un mimo elocuente

Sin embargo, Marceau no logró el éxito hasta 1955 cuando surgió un contrato para que pudiera viajar a EE UU. Desde ahí en adelante los mejores teatros del mundo, tanto en Europa como en América, lo recibieron, logrando contratos con más de 250 actuaciones al año. En 1978 creó la Escuela Internacional de Mimodrama, en la que se enseña danza, acrobacia y clases de mimo para manterner viva su presencia y dar frescura y actualizar este arte .

En noviembre de 1997 se celebró en París sus 50 años de trabajo con el espectáculo 'Pantomimes de Bip' y 'Le chapeau melon' y en el año 2000 se organizó otra nueva gira bajo el título 'Les prèmiers adieux de Bip' (la primera despedida de Bip) a la que siguió en 2002 'Le retour du mime Marceau' (La vuelta del mimo Marceau) e incluso una inesperada gira en 2005 por Latinoamérica con 'Le meilleur de Marceau' (lo mejor de Marceau ).

Y es que a pesar de su edad, su gran fortaleza mental y física, le ayudaron a mantenerse en los escenarios contando silenciosamente las mejores y más duras historias del mundo.



Los mudos del campo de concentración

Marcel Marceau, la estrella más rutilante del mimo estuvo casado en tres ocasiones y era padre de cuatro hijos. Sus incursiones en el cine como actor las hizo con Roger Vadim en 'Barbarella' (1968) y con Mel Brooks en 'La Dernière folie' (1976).
Sin embargo, lejos del blanoc maquillaje y de una vida bajo la luz del espectáculo, Marceau sufrió durante su juventud por la persecución nazi. "La gente que volvía de los campos de concentración no podía hablar, no sabía cómo contar. Yo me llamo Mangel y tengo orígenes judíos. Tal vez eso haya influido inconscientemente en mi elección del silencio", afirmó en el año 1997 en una entrevista al diario Le Monde.
Su principal fuente de inspiración fue el mítico personaje de Charlot de Chaplin con quien se encontró tan solo una vez y por coincidencia en el aeropuerto de París.
"No tuve palabras, sólo tome su mano y se la besé" confesó.

* Artículo publicado en el Diario El Correo de Bilbao.
El 24 de septiembre de 2007. Por: María José Troya.

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