Claudia González-Rizzi: "El amor es vital, la soledad no es buen estilo de vida para nadie"


La búsqueda del amor puede ser un proceso más sencillo y honesto cuando tenemos claro qué es lo que buscamos..., y Química Perfecta nació para encontrarlo

Claudia afirma que desde su adolescencia tuvo siempre ese gusto especial por jugar a ser Cupido entre sus conocidos: le gustaba pensar quién podría ser buena compañía para alguien más y armaba mentalmente las parejas.
Ahora, ese don innato combinado con su inmenso carisma y sus estudios especializados han hecho que Claudia se decidiera a ofrecer de manera profesional este servicio de búsqueda de pareja con su empresa, Química Perfecta, que funciona desde inicios de este año en el país.

¿Cómo y por qué surgió este servicio?
Siempre tuve una inclinación especial y el gusto por unir gente. Acabé mis estudios en Psicología y, ahora, mi Maestría como psicoterapeuta, y desde hace tiempo estaba buscando la forma de trabajar en esto juntando mis habilidades en comunicación, ¡sabía que debía haber alguna forma hacerlo! Hasta que, en noviembre del año pasado, alguien me comentó sobre lo difícil que es la búsqueda de pareja y pensé que debía ser algo más formal pues en otros países existe eso. Fue un clic para mí. Así que, a finales de enero, formé Química Perfecta y, como creo en la energías del universo, todo se ha dado mágicamente para que el resto fluya. Cuando uno está listo y tienes fortalezas, todo sale en el momento adecuado...

Pero eso no sucede necesariamente con el amor, pues mucha gente dice que está lista y, simplemente, no le llega...
No lo creo. Lo que pasa es que se tiene el deseo de encontrar alguien, y eso es lo que se dice, pero inconcientemente uno mismo se autoboicotea, y es ahí cuando hay que analizar el porqué. Algunos tienen miedo al compromiso: hay temores de infancia, problemas con los padres, miedos de cómo fueron sus relaciones..., y todo eso sale de repente sin darse cuenta. Entonces, aunque lo digan verbalmente: “Quiero una pareja, estoy listo para el amor”, en el fondo, están conteniendo todo un pasado.

Y tú, definitivamente crees en el amor...
¡Claro! Soy una romántica empedernida. Yo creo totalmente en el amor y en la vida de pareja. No importa cuánto dure, porque no me refiero necesariamente al matrimonio o a la convivencia, pero creo que la compañía, el amor y la ilusión dan definitivamente otro color a las cosas. Es el ingrediente vital para una buena vida.

Pero hay gente que no cree en el amor ni en la companía de una pareja...

Eso dicen: “Yo prefiero estar solo, me gusta ser independiente”, etc., pero es porque no han conocido a alguien que sea para ellos. Es imposible vivir sin amor o sin una buena compañía que se ajuste, obviamente, a lo que cada uno busca y con los acuerdos que uno crea conveniente tener.

Tal vez son otros tiempos y se ha dilatado el tema de tener pareja por construir otros sueños...
Definitivamente, los tiempos han cambiado. Yo, a los 18 años, ya me quería casar. Veía el matrimonio como un objetivo. Ahora, los temas profesionales, viajar y conocer son importantes, y creo que muchas cosas se han dilatado pero, créeme: a nadie le gusta estar solo. Quienes digan eso mienten, porque la soledad no es un buen estilo de vida para nadie. La ilusión de compartir con alguien te da una dimensión de vida diferente.

¿Cómo ayudas a tus pacientes?

Yo los llamo consultantes. Les hago una evaluación piscológica en la que se identifican las dificultades o los bloqueos emocionales que hay que trabajar, conocer y mejorar. Esto es un servicio integral. No se limita a la búsqueda de pareja, y eso es lo que marca la diferencia.

¿Se han formado parejas exitosamente?
¡Claro! Amistades y amores. Muchos están ya muy felices y acompañados. Ha habido excelentes comentarios de personas que han hecho clic.

¿Y alguna decepción?

Sí, porque uno hizo clic y el otro, no. Así es la vida. Me encantaría tener pociones mágicas para que todos se conecten al mismo tiempo entre sí y que sientan lo mismo pero, desgraciadamente, no tengo poderes. Entonces, lo que se enseña es a manejar esas frustraciones, a ser tolerantes y a no dejar que nada de eso afecte nuestra autoestima. Son solo circunstancias.

Lo que se pueden corregir...

Eso sí. Aquí no se hacen milagros, porque sería imposible corregir con una cita lo que a lo largo de toda una vida no se ha arreglado. En ese sentido, hay que tener los pies en la tierra: este servicio es para ampliar las posibilidades de manera honesta.

Como experta, ¿cuál sería la clave que compartes con tus consultantes?
Suena a cliché, pero la comunicación es vital. Tenemos que aprender a comunicarnos bien, a dejar nuestros dolores, caprichos, temores y nuestra inmadurez; a no utilizar frases hirientes y, si queremos algo, hay que decirlo claramente, no esperar a que los demás nos adivinen el pensamiento.

Suena fácil pero no lo es...

Pero se puede lograr, porque es lo único que se necesita para el éxito de la pareja. Así también como hacer acuerdos. A veces, asumimos cosas y creemos que el otro también lo tiene sobreentendido: hay que hablar sobre cómo se va a manejar el dinero, la educación de los hijos, las tareas domésticas, etc. No dar por sentado nada y hablar a tiempo.

Pero las mujeres siempre hablamos...
Sí, hablamos, pero no comunicamos. Reclamamos. Somos muy intensas y, a ratos, muy reclamonas. En general, las mujeres maternalizan mucho: cuidan de su pareja como si fuera un hijo y terminan a veces por asfixiarla.

¿Y los hombres?
Ellos no dicen nada. No se sabe: son introvertidos. En los hombres está muy latente el vínculo con la madre y su familia, lo que les impide que formen una propia. Sus gustos, además, están muy orientados a lo físico y a la edad; quieren chicas menores y no mujeres cercanas a su edad. Es frustrante.

¿Qué consejo tienes?

Las relaciones deben ser de igual a igual. Hombres y mujeres somos diferentes, y hay que saber convivir con eso, trabajarlo a tiempo. Decirlo y explicitarlo. Todo esto se puede vencer cuando se toma conciencia. El amor llega y se queda cuando le permitimos entrar de la forma adecuada.



ELLA ES ASÍ:
Claudia González-Rizzi
es comunicadora, actriz
y psicóloga. Tiene una Maestría en Psicoterapia.

Tiene tres hijos de su primer matrimonio: Paloma, Luis Guillermo y Antonio. Actualmente está casada con Marco Rizzi.

El proceso para lograr la química perfecta
1. Se realiza una evaluación y un test psicológico. Aquí, el consultante se responsabiliza por su vida sentimental y mira al pasado para decidir
cómo modificar su vida a futuro.

2. Luego, viene el estudio de compatibilidad (se incluye foto). A partir de ahí, la experta realiza la búsqueda del candidato posible/disponible hasta que las dos partes estén de acuerdo en que se quieren conocer.

3. Se organiza una cita para los dos consultantes. La experta no estará presente pero será ella quien coordine el encuentro. El trabajo de Claudia termina aquí, aunque si algo falla, puede realizarse un segundo intento para corregir los parámetros y concretar otra cita. La afinidad sentimental
o la amistad que se genere depende solo de ti.

4. Si la pareja se forma, la experta ofrece además un servicio de seguimiento para que esa relación se dé con los acuerdos y las negociaciones adecuadas. “No es terapia de pareja, es prevención de problemas. Es una forma consciente e inteligente de formar una pareja en su totalidad”, afirma González.

¿Quiénes pueden optar por este servicio?
Todas las personas que estén libres: solteros sin vínculos emocionales anteriores y sin relaciones paralelas. Que sean mayores de edad. Toda preferencia sexual.
Química perfecta, en: (08) 8072407 y 6006520
claudia.grizzi@gmail.com
www.quimicaperfecta.com

"El amor llega y se queda cuando le permitimos entrar de la forma adecuada"

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