El kalimotxo, una práctica pervertida

Vengo de un país verde, bananero por excelencia y casi petrolero; el Ecuador. Ahí en donde la cerveza, la amada Pilsener, es la bebida glorificadora y quitapenas. Es la mano derecha de los partidos de fútbol, de los domingos sin deberes y de los ceviches después del chuchaqui (resaca, guayabo o el hangover para los hechos los gringos.) El vino, ¡ay el vino!, el vino allá es un poco más selecto. Es la bebida de los dioses que nosotros la reservamos para encuentros romanticones tipo gourmet. Claro está que el tipo de vino depende de la ocasión, así también nos encontraremos un poco menos exigentes en las fiestas capitalinas, enfrascados con el vino barato y en una presentación poco lujosa de cartón. De repente esa imagen mítica, respetable y prerrománica del vino desaparece. Desde octubre de 2006 para ser exactos. Y es que de repente me encuentro en lo que al inicio parecería una pesadilla: el Kalimotxo (difícil de pronunciar y problemático al consumir), qué desilusión, incluso para quienes allá, lejos, en Argentina, Chile, Ecuador y demás países se califican como expertos catadores. Me despierto y sí, estoy en Bilbao en donde el Kalimotxo (palabra del euskera, que debe pronunciarse como calimocho y es el resultado de mezclar vino tinto con gaseosa negra) y es la única opción de lo que en principio parece ser un festejo sin llegar a mayores consecuencias para que luego se convierta en un dolor de estómago constante y un mareo sinfín. Si yo bien decía que aquella antigua canción de Mecano en la que se tarareaba "en tu fiesta me colé, Coca-Cola para todos y algo de comer" contenía más que un mensaje subliminal. De seguro la inocente bebida venía con la consagrada y bien medida, dosis de vino. Así es el Kalimotxo. Una bebida creada por dos amigos vascos que por tener poco dinero y muchas ganas de tomar, tuvieron que inventar algo para no deperdiciar tanto alcohol.. si bien se dice que en épocas de necesidad la gente se vuelve creativa. Vino y Coca-Cola, quien diría? Esta gran historia data de 1972 aproximadamente cuando Kalimero y Motxo se dieron cuenta de su imperiosa necesidad de seguir bebiendo y nada! a mezclar los líquidos que después de treinta años de seguro han dado tantos ingresos a la noble patria como nuestros migrantes. Su presentación y costo pueden dar un escalofrío, no tanto como el del día siguiente, pero va parecido: desde los 2 euros hasta los 4. Es decir, bastante asequible a cualquier tipo de bolsillo, de estudiante o de profesional. Y claro, también hay quienes disfrutan con la elaboración casera, compran la gaseosa negra, el vinito y a embotellarlo para ´prenderse´antes que inicie la jornada fiestera. Definitivamente uno de los crímenes oscuros de la humanidad, y no es que quiera criticar sus prácticas, vaya a saber Dios en mi país cuántas cosas son objeto de fusiones estrambóticas..pero al vino??